20 sept 2011

En este principio de curso.

Ilustración de Jordi Duró aparecida en Público
Ante los recortes que se están produciendo en el ámbito educativo y la crisis que se esgrime como argumento  me gustaría reflexionar en voz alta, intentando hacer un análisis sosegado.
Yo, personalmente, tengo algunas certezas, por supuesto no todos las compartiréis, son conclusiones que he ido extrayendo de numerosos informes y documentación de organismos internacionales (UNESCO, OCDE, informes PISA, Congresos nacionales, artículos de prensa, etc.) y de mi experiencia laboral, creo que los que trabajamos dentro del ámbito educativo tenemos un mayor conocimiento de estos temas que tanto "tertuliano" que todo lo sabe.

Y también tengo algunas incertidumbres acerca de qué pasará en un futuro próximo.

Certezas:
  • La calidad de la educación pública en un país es vital para el progreso del mismo. Desde todos los puntos de vista: social, cultural y económico. Esto siempre ha sido así, pero en nuestra sociedad actual, además, el conocimiento es uno de los factores de riqueza (sí, económica también) que más peso tienen . 
  • La educación pública ha dispuesto, hasta fechas recientes, de recursos y financiación suficientes para haber obtenido muchos mejores resultados. Sin embargo el sistema educativo no era lo eficaz que debería. La inversión en educación no era tan rentable como era necesario.
  • Por lo tanto hacían falta cambios en el sistema educativo: en la estructura de los centros, en la organización de los recursos, en el currículo educativo, en la metodología desarrollada en las aulas, en la formación del profesorado (tanto inicial como permanente). Estos cambios eran imprescindibles para rentabilizar los recursos educativos, para contribuir al progreso de un país en crisis.
  • Era difícil acometer dichos cambios, exigían un análisis pormenorizado de todos los agentes del sistema educativo, de la distribución de los recursos, de la racionalización y reorganización de los mismos. Pero era un reto necesario.
  • Ese reto no se ha abordado. Se ha mantenido un sistema educativo obsoleto. 
  • Se han reducido la inversión, los profesores, los recursos. 
  • Ni la causa ni la solución de la crisis económica pasan por el gasto en educación y sanidad pública. La educación y la sanidad privadas (o concertadas) no son gratis, ni más baratas, lo que no paguemos indirectamente a través de nuestros impuestos lo pagaremos directamente y a un precio más alto de nuestros ingresos (que no crecerán aunque disminuyan los servicios que recibimos).
Incertidumbres
  • ¿Obtendremos mejores resultados en educación sin reformar el sistema y simplemente reduciendo en inversión?
  • ¿Podemos permitirnos que nuestro sistema educativo se deteriore?
  • ¿Seremos capaces de analizar los problemas, buscar soluciones y unirnos, trabajar y hacer oir nuestra voz para mejorar el sistema educativo aún a espaldas de nuestros políticos?
  • ¿Realmente es la crisis el argumento o la coartada? ¿Pesan más los motivos económicos o los ideológicos en las "soluciones" (pongo las comillas porque de momento no parece que se esté solucionando nada) a esta crisis?
  • ¿Puede un maestro, un director de un centro educativo, cualquier miembro de la comunidad educativa, cualquier ciudadano, hacer y decir algo o hemos de permanecer a la deriva del oleaje de decisiones arbitrarias de nuestros gobernantes?
Sé que este debate ya está abierto, y me gustaría que el Centro de Profesores fuera también un foro de debate y análisis y creo que este principio de curso bien lo merece.
Lucía Sánchez, asesora TIC Centro de Profesores de Cuenca.